Cuando hablamos de los beneficios cuantitativos con los que cuenta una empresa, estamos refiriéndonos a las ganancias retenidas. Pero, en este caso, no se trata únicamente de eso, sino que estas ganancias incrementa los recursos del negocio y no son repartidas por los accionistas que la integran. Eso sí, son los socios los que deben decidir hacia dónde irán esos beneficios.

¿Deciden repartirlos?¿Dejarlo como reserva? ¿O quieren utilizar una parte para sus reservas y dividir el resto?

Si los socios deciden que las ganancias se queden en la empresa, podrían servir para financiar futuras inversiones o para afrontar pérdidas que se ocasionarán en la compañía. Son verdaderamente una garantía de liquidez y son decisivas para evitar que la empresa tenga algún tipo de endeudamiento.

Eso sí, hay que tener en cuenta que la ley establece que se necesitan obligatoriamente un 20% de reservas en el capital social. Además, los socios establecen el porcentaje que quieran de más a esas reservas. Por tanto, este tipo de ganancias retenidas, se consideran reservas voluntarias.

Su cálculo se realiza restando a los ingresos los gastos. Así obtendremos la ganancia neta a la que se le restarán los dividendos entregados a los accionistas. Ya tendríamos las ganancias retenidas.

Si nos referimos a una empresa que está iniciándose, al ser más nuevas y no contar con ganancias, dependen en su totalidad de las inversiones de los socios o activistas. Y si esa entidad va creciendo y puede ir pagando sus utilidades, el sobrante podrá pasar a formar parte de las utilidades retenidas.

Tomar importantes decisiones en tu empresa es vital para su curso, por eso lo mejor es que cuentes con especialistas. No dudes en contactar con nosotros, que como consultores te ayudaremos a cumplir tus objetivos.

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